22 marzo 2007

Ombligo - Tiempo


Cada vez que Esteso se tocaba el ombligo, todos los relojes del mundo se paraban.
Durante toda su vida había utilizado esta cualidad de una manera razonable. Algo de tiempo antes de un partido de futbol, en su primera cita para buscar la respuesta perfectamente "improvisada" e incluso para evitar algún accidente y salvar vidas.

Obviamente, cualquier cualidad de esta naturaleza se mantiene en secreto y Esteso había aprendido a hacerlo desde su primera experiencia “temporal”. Fue en los baños de las chicas de la piscina pública. Sosón y él tenían ya once años y se asomaban por las ventanas de los vestuarios haciendo malabarismos con una caja de Mahou. Tanto disfrutaban con el espectáculo, que Esteso se echó la mano al estómago para sujetarse la risa nerviosa. De repente Sosón se heló sobre un pie. Su cara, sus rizos, la caja de cerveza, el agua de las duchas, la maquina tragaperras, el humo del asadero, todo se congeló en un instante. Esteso pensó que estaba soñando, pero el sudor seguía en su frente y el culo le dolía de verdad después de caerse de la caja.

Como no había forma de demostrárselo a nadie, llegó a la conclusión de que ese debía ser su don personal. Si había gente que podía andar sobre fuego, gente que podía tragar espadas o gente que se doblaba y se metía en una caja de una tele, pues a él le debía haber tocado el poder “ombligo-tiempo”.

Las tentaciones fueron muchas y muy frecuentes durante su vida, pero él sabía que las grandes responsabilidades sólo se manejan con enromes dosis de sensatez y calma. Así es que no se frotó el ombligo la primera vez que se acostó con Lucía, su profesora de plástica de la universidad. Tampoco lo hizo en su décima convocatoria para las oposiciones ni cuando perdió el vuelo de su luna de miel a las Azores. Le costaba en particular reprimirse con las apuestas, las vacaciones y a las 5.30 de la mañana que se levantaba cada día para ir a trabajar sin atascos. Sin embargo, le gustaba anotar estas tentaciones en un cuaderno que guardaba con recelo bajo la almohada. Cuando sentía alguna debilidad, ojeaba el cuaderno de cientos y cientos de páginas y se enorgullecía lo suficiente para frenar sus deseos y no acercar el dedo índice a ese agujero sucio y raro de la barriga.

A la edad de ochenta y seis años, Esteso Callosa dormitaba en un hospital cerca de su barrio rodeado de sus dos hijas, algunos familiares y Guzmán Sosón. Según el médico de prácticas de turno, podía pasar en cualquier momento. El viejo se quitó la máscara del oxigeno y llamó a sus hijas para que se acercaran a su lecho. El resto de acompañantes simplemente acercaron la oreja. Sentadas a cada lado de la cama, su padres les dijo que estuvieran tranquilas que él no iba a morir todavía y que iba a contarles un secreto. El abuelo Esteso era famoso por su habilidad para narrar cuentos, usaba el mismo tono que en las películas, miraba a los ojos con gran expresividad y a sus nietos los embelesaba como un mago en el circo. Tomó su gesto de cuentacuentos y les fue narrando a sus gemelas la historia de su particular don, de cuantas veces le había sacado de apuros, de cuantas otras miles había renunciado a él y de cómo había llevado todo en estricto secreto hasta entonces. Al acabar, exhausto por el esfuerzo, les susurró donde tenía escondido su diario y cerró los párpados blancos sobre la almohada. Ellas se miraron con los ojos aguosos y pañuelos en la nariz, dolidas, agotadas. Esteso dejó de respirar dejando una gran sonrisa entre un montón de arrugas y un dedo gordo y duro dentro de su ombligo.

2 comentarios:

nancicomansi dijo...

me ha gustado, es redondo, pero me parece, para tí, demasiado lineal, demasiado clásico...tienes un post, "Que sueñes con los angelitos..." que me pareció genial, por un poco "críptico", lo sugerente, esas frase cortas como mazazos, un collage de imagenes muy frescas, muy vivas...ese es el Superpicnic que me gusta más...¿no tienes nada parecido?
Es otro tono, otras referencias y distinto modo de tratarlas...

superpicnic dijo...

Ains ains, con lo que me esfuezo en cambiar de registros. En realidad tienes razon, ese collage del que hablas es lo que mas he hecho en los ultimos años. Sin embargo creo , que no dan para mas de eso, un post o un relato corto. Ensfins, ensfins, seguire ahi, dandole a la cabezota por tu culpa :)