Estornudará tres veces por la alergia y se recostará manoseando la hierba. Tendrá los ojos entornados por la luz y alguna idea para escribir se cruzará en el estómago con la lasaña.
Abrirá su cuaderno con pereza. Hará un dibujo de unas piernas abiertas e inventará un nombre para una mujer enamoradiza, liviana, inteligente. Tras apagar el cigarro en la hierba, se levantará pesadamente sacudiéndose el pantalón y volverá a la oficina.
Mientras suba en el ascensor, eructará jocosamente y se limpiará un diente con los dedos frente al espejo. Se sonreirá a si mismo y saldrá al pasillo para volver al trabajo sin ideas aunque sin hambre.
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A la hora de comer, fui a la tienda de pasta para llevar. Pedí lasaña vegetal y una Coke Light. Me senté en el parque a intentar dejar de pensar en el trabajo, a darle un tiempo a mi novela, pero acabé mirando a las chicas disfrutar de la primavera.Estornudé tres veces por la alergia y me recosté manoseando la hierba. Tenía los ojos entornados por la luz.
No podía pensar en otra cosa más que en colarme entre las piernas de aquella mujer que tenía enfrente para toda la tarde. Tras apagar el cigarro en la hierba, me levanté sacudiéndome el pantalón y me acerqué a ella.
Mientras subíamos en el ascensor, me miró primero y me agarró después. La apreté contra el espejo mientras buscaba sus piernas bajo el vestido. Me mordía los labios y me tiraba del pelo, nos respirábamos, nos lamíamos. Buscaba mi sexo que se inflamaba bajo el pantalón, se me calló el cuaderno al suelo y el ascensor llegó a su planta. Salimos al pasillo tropezando y sonriendo lascivamente. Volví a mi trabajo sudando y desconcertado y el viejo de Bob lo notó.